La choriza y la señora de Juan Miguel Salas
Érase una vez una señora mayor que buscaba una limpiadora para que le limpiase su casa, porque debido a su lumbago, ella no podía limpiarla. Para ello colgó carteles por todo Madrid con su número de teléfono y un mensaje que decía:-“ Necesito señorita de la limpieza dispuesta a limpiar mi casa . Tfno: 91815000"-. Dos días más tarde sonó el teléfono, era una señorita que solicitaba trabajo. Las dos llegaron al acuerdo de quedar en la casa de la señora mayor para entrevistar a la joven. Cuando la joven llegó a la entrevista la mujer mayor vio que era extranjera y eso no le gustó nada, por ello no le concedió la entrevista.
Al día siguiente la misma señorita, pero disfrazada se presentó ante la mujer mayor. Cuando ella la vio, la rechazó como a la anterior, pero a ésta por el motivo de que iba vestida como una pordiosera. Un día más tarde, dicha señorita con un disfraz diferente volvió ante la mujer mayor, pero esta vez la contrató ya que iba muy bien vestida y no parecía extranjera. Quedaron en que la joven empezaría el 18 de mayo y así se hizo, ese mismo día la joven comenzó a trabajar. La señora mayor se echó a dormir mientras la señorita limpiaba. Pero cuando despertó, se dio cuenta que le había robado todas sus joyas y entonces dijo entre dientes: “¡Será choriza!”
Y como dice don Pepín este cuento llegó a su fin.
Érase una vez una señora mayor que buscaba una limpiadora para que le limpiase su casa, porque debido a su lumbago, ella no podía limpiarla. Para ello colgó carteles por todo Madrid con su número de teléfono y un mensaje que decía:-“ Necesito señorita de la limpieza dispuesta a limpiar mi casa . Tfno: 91815000"-. Dos días más tarde sonó el teléfono, era una señorita que solicitaba trabajo. Las dos llegaron al acuerdo de quedar en la casa de la señora mayor para entrevistar a la joven. Cuando la joven llegó a la entrevista la mujer mayor vio que era extranjera y eso no le gustó nada, por ello no le concedió la entrevista.
Al día siguiente la misma señorita, pero disfrazada se presentó ante la mujer mayor. Cuando ella la vio, la rechazó como a la anterior, pero a ésta por el motivo de que iba vestida como una pordiosera. Un día más tarde, dicha señorita con un disfraz diferente volvió ante la mujer mayor, pero esta vez la contrató ya que iba muy bien vestida y no parecía extranjera. Quedaron en que la joven empezaría el 18 de mayo y así se hizo, ese mismo día la joven comenzó a trabajar. La señora mayor se echó a dormir mientras la señorita limpiaba. Pero cuando despertó, se dio cuenta que le había robado todas sus joyas y entonces dijo entre dientes: “¡Será choriza!”
Y como dice don Pepín este cuento llegó a su fin.