miércoles, 18 de junio de 2008


EL GASTRÓNOMO QUIRICO "EL COMILÓN"


Érase que se era un gastrónomo llamado Quirico Comilón. Éste, cuando se disponía a salir por la puerta a comprar el pan, se encontró en la entrada de su casa una invitación del famoso maître Cocina-Man, en la que se dirigía a él para comunicarle que esa misma noche podría cenar allí junto a un amigo, silo deseaba. Su intención era que pudiese mejorar la crítica que había realizado en su anterior visita.
A nuestro amigo Quirico Comilón algo que ponía en esa inesperada invitación la sonaba un tanto extraño, aunque no sabía qué. Así que, se atusó, se puso su traje de gala y decidió salir de su casa dispuesto a comerse aquel apetitoso plato que en la invitación el señor Cocina-Man nombraba. La escalera completamente decidido bajó y al portero se encontró:
-Buenas tardes, ¿podrías abrirme la puerta?- se limitó a decir Quirico.
-¡Cómo no!, pero… ¿adónde vas?-contestó el portero.
-Pues…me dirijo al restaurante de Cocina-Man que me ha invitado a probar su innovador plato- respondió Quirico.
-¿Por qué no me llevas ¿
- Es que… ya está allí mi amigo Tortilla de Patata.- se excusó Quirico.
-¡Ah, sí!, ¡pues ahora te va abrir la puerta tu abuela!- gruñó el portero.
Así, a Quirico no le quedo más remedio que volver a subir a su casa a coger las llaves del portal. Cuando ya consiguió salir se encontró con el Tío Manolo, el dueño del quiosco de periódicos del pueblo:
-Buenas tardes, Tío Manolo – exclamó Quirico.
Oye, no le vuelvas a dejar propina al portero de la comunidad, que no ha querido abrirme la puerta- susurró Quirico al Tio Manolo.
-De acuerdo, pero ¿adónde vas tan arreglado?
-Pues…me dirijo al restaurante de Cocina-Man, que me ha invitado a probar su exquisito plato- añadió Quirico
-¿Por qué no me llevas contigo?- preguntó el tio Manolo.
-Es que… me está esperando en el restaurante mi amigo Tortilla de Patata- contestó Quirico.
-Pues… ¡ya no te voy a vender más periódicos, y ahora mismo me voy a ir a darle propinas al portero!- exclamó muy enfadado el Tío Manolo
Nuestro gastrónomo siguió andando hasta llegar donde había quedado con su chófer:
-¡Hola, Paquirrín!- exclamó mientras se abrochaba el cinturón de la parte trasera.
-Vengo indignado, te aconsejo que no le vuelvas a comprar periódicos al Tío Manolo, que no se ha negado darle propinas al portero de la comunidad, que no ha querido abrirme la puerta.
-De acuerdo, pero… ¿dónde te acerco Quirico?
-Al restaurante de Cocina-Man.
-¿Puedo ir contigo?, por favor… que me hace mucha ilusión…
-Es que está allí mi amigo Tortilla de Patata.
-Pues, ¡ahora te bajas de mi coche y te vas en el tren de San Fernando, un ratito a pie y otro andando, y además voy a ira comprarle periódicos al Tío Manolo!- gritó Paquirrín usando su chispa hasta en esos momentos.
Así que, el pobre Quirico, en el tren de San Fernando se subió. Cuando… con el carnicero se tropezó:
-¿Qué tal por aquí?- le preguntó Quirico al carnicero.
-¡tirando!- respondió serenamente en carnicero.
-Pues… te digo una cosa:”no vuelvas a montarte en el coche de Paquirrín, que no ha querido llevarme en coche y ha ido a comprarle periódicos al Tío Manolo, que no ha querido negarse a comprarle periódicos al Tío Manolo, que no ha querido negarse a darle propinas al portero , que no me ha querido abrir la puerta”.
-Lo tendré en cuenta, ¿y adonde te dirigías?- preguntó intrigado el carnicero.
-Realmente, al restaurante de Cocina-Man a cenar-contestó Quirico temiendo la contestación.
-¿Por qué no me llevas contigo?
-Es que…me está esperando allí para cenar me amigo Tortilla de Patata.
-Pues… ¡no te volveré a vender la carne! ¡A ver a quién le compras ahora las chuletas! ¡Sinvergüenza!
Quirico el Comilón, cuando torcía la esquina en al que ya se veía el dichoso restaurante, corrió para evitar encontrarse a alguien. Nuestro amigo Quirico en la mesa sólo se sentó, con miedo, porque el sospechaba que algo raro pasaba. Cuando… el maître Cocina-Man salió de la cocina para servirle el maravilloso plato, al olerlo a Quirico nada le gustó: y ese olor le recordó al veneno de las hormigas que él compró.
Y pensaréis… ¡qué avaricioso el señor Quirico! Pero, él tan sólo quería evitar los daños a sus amigos, porque desde el principio algo sospechó. El restaurante, tras la primera crítica, había perdido demasiados clientes y como venganza, a Quirico se la juró.
Tras esta larga historia, este cuento terminó.

AUTORA: Laura Santos Fernández. 1ºD

1 comentario:

Unknown dijo...

muy molón wapa aunq de ti no se puede esperar menos un besito y feliz verano!